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Foto del escritorRafa "El Cocinero"

LOS ENEMIGOS DE UN COCINERO EMPEDERNIDO. (Escrito)

Actualizado: 1 oct 2020

Pensando en mi pasión, caí en cuenta de que en la vida siempre se nos presentan obstáculos, los que dificultan nuestro accionar, por lo tanto… no sólo nos agobian, sino nos molestan. Encontré los tres enemigos del Cocinero Empedernido, lo que soy.

El primero es, la gente difícil con la comida, los que no son un alto porcentaje, pero para nuestro desconcierto, de vez en cuando aparecen. Ellos pueden desestabilizar un muy planeado menú, en el que has puesto no sólo esmero, sino bastante amor. Esto se empeora principalmente, cuando tienes pocos comensales. A veces el problema es algo perdonable, pues te enteras de que a Lucía se le hinchan los labios y los párpados, cuando come precisamente lo que preparaste… mariscos. Pide ayuda al Cielo, si alguien te dice a última hora… “¡Soy vegetariano!”. Cierto día, la esposa de cierto amigo, a quien no conocía de antemano, me preguntó a quemarropa: “Tu usas pimienta en tus preparaciones? ¡Yo no la resisto!” Amablemente le contesté: ”Poca”. Pero me hubiera gustado decirle: “¡Sí, siempre le pongo dentífrico al cepillo dental!”.


El segundo es, la falta de comensales, para quien cocinar. Creo que tengo un tatuaje que dice “anfitrión” en alguna parte del cerebro, pues siempre me ha encantado tener más y más invitados, para poder planear comilonas e improvisar preparaciones, sopas, carnes, ensaladas, es decir para poder desarrollar mi pasión. Pero, por ser muy nuevo en Bogotá, tengo contadísimos amigos, un fenómeno que la odiada Pandemia empeoró enormemente. Hace unos días había decidido pararme en un semáforo con un anuncio sobre un cartón, que leería: “Soy venezolano y necesito tu ayuda, ¿Quieres venir a almorzar?”. Bueno, desistí de hacerlo.


La tercera es, la falta de ciertos ingredientes necesarios. La enormísima variedad étnica existente en California, donde viví por muchos años, me acostumbró a la gran disponibilidad de elementos e ingredientes, lo que facilita enormemente la labor culinaria. Así, con gran sorpresa descubrí que aquí, las Alcachofas y los Espárragos son en su mayoría importados de Chile y Perú, siendo considerados legumbres de alto estrato; para conseguir Chile Jalapeño, tengo que tomar un viaje de un par de horas a Paloquemao; las Almejas y Mejillones de buen tamaño son extremadamente difíciles de conseguir; el Ajo bueno es importado de la China; el Limón Amarillo es en su mayoría importado de Chile y es también difícil de conseguir; el Aceite de Ajonjolí, tan usado en la comida asiática, se consigue con algún trabajo en miserables botellitas de medio litro; el Hombro o Paleta de Cerdo, algo que compraba frecuentemente (perfecto para 8 a 10 comensales) no se comercializa aquí, por lo tanto ni por encargo se consigue. Todos los productos que aquí mencioné tienen unos precios desorbitantes. ¿Por qué sucede esto, si somos un país con dos océanos y con todas los climas y alturas concebibles, para la agricultura? Explícamelo.

Hasta pronto.


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